
El resultado de la operación que da título a esta entrada no es diez. Sirva este ejemplo para demostrar que en el mundo tan denostado de las matemáticas todo tiene cabida, que el mundo no es cuadriculado y cartesiano, que el resultado de una simple operación puede ir más allá y que, a veces, son necesarias muchas palabras y no tantas imágenes para encontrar la respuesta.
Cinco de los que formamos Vadebacus, los cinco que quedamos con mayor asiduidad, nos encontramos por enésima vez para tomar unos vinos, disfrutar de una velada y regocijarnos en nuestra enorme suerte, la de formar parte de los privilegiados. Porque si algo resume nuestra posición es eso: el privilegio que nos otorga el poder disfrutar en buena sintonía, unas veces en casa de uno y otras en la de otro cualquiera, de unos cuantos vinos de categoría, evocadores, perfectos para el momento.
Es tan cierto que hay vinos de mayor prestigio como que los que elegimos para el momento fueron los idóneos. La excusa es encontrarnos y abrir casi por inercia y sin premeditación unas cuantas botellas, en esta ocasión fueron cinco.
Uno: Krug Grande Cuvée Brut. Un champagne de la zona de Reïms, una bodega de gran prestigio, una de las grandes. Krug fue fundada en 1843 y este champagne básico no es de añada, es decir que no se compone de uvas de un mismo año. En su composición varietal se adivinan las tres uvas que son: pinot noir, pinot menieur y chardonnay y son mezclados alrededor de 50 vinos con sus tres variedades hasta llegar al coupage deseado. Se utilizan mostos de entre seis y diez años diferentes.
Dos: Viña Tondonia Reserva Blanco 1989. Este vino blanco de viura y malvasía, que pasó por barrica durante la friolera de 6 años, es un ejemplo de buena elaboración de la riojana López de Heredia. Lo mejor de todo es que podemos disfrutar de él sin tener que pedir un préstamo en estos tiempos de crisis.
Tres: Airola 2001, de Bodegas y Viñedos Castro Ventosa. Es un vino que se nos presentó a ciegas y fue una auténtica sorpresa, nos recordó a un buen alsaciano de los probados hace unos meses, uno de los ricos también hecho con la variedad gewürztraminer. Pertenece a la denominación Vinos de la Tierra de Castilla y León aún siendo de Valtuille de Abajo, ya que el Bierzo no aceptaba a la gewürz dentro de sus variedades permitidas.
Cuatro: el único tinto, Alión 2005, un Ribera del Duero con tipicidad, se presenta y hace acto de presencia de manera incontestable. Las hechuras de la bodega madre presentan sus credenciales, es innegable su procedencia, una botella abierta hace pocos meses y de la cosecha 2003 nos dejó algo intranquilos. Una vez catado este 2005 nos inclinamos a pensar que aquel 2003 resultó una botella rara, para nada representativa de lo que es el vino.
Así acabó la noche, entre risas también, como es normal. Y el calor del verano…