Hace un año nos planteamos la posibilidad de montar una cata a nivel grupal con vinos dulces. Quisimos dejar de lado nuestra apreciada uva blanca alemana para volcarnos en otras zonas y elaboraciones. Poco a poco decidimos cuáles serían los cuatro vinos que procederíamos a catar y a disfrutar en grupo: Chateau Climens 1998, Tokaj Oremus Azsu 6 puttonyos 1999, La bota de PX nº 12 y el moscatel Toneles de Valdespino.
Cuatro obras maestras, cuatro vinos diferentes a priori. La cata fue muy diferente a las acostumbradas en nuestro grupo, el proceso de cata fue ágil y lo que se extendió realmente fue la sobremesa, el disfrute de los vinos en las copas, en cuatro copas, armonizando con diferentes productos de panadería, quesos, patés y chocolates.
El primero de los vinos fue el Chateau Climens 1998, un Sauternes de Barsac, en Burdeos, premier Cru de uva semillon totalmente botrytizada. Un grande a precio medio (unos 55 euros) y que se comportó estupendamente con quesos azules: cabrales y roquefort. Sus 14’2 % de alcohol parecían no percibirse, su color amielado y su untuosidad en la copa precedieron a notas de menta, limón confitado y notas de flores amarillas en nariz. La boca era una mezcla de entre ácido y amargo que le dotó de personalidad y elegancia: un vino típico Burdeos. No se comportó como un dulce en boca, muy compensada la acidez y esa dulzura que aportaron estructura y un largo recorrido. Nos encantó su porte.

Seguimos con el cinco estrellas de la bodega Vega Sicilia en sus instalaciones en Hungría: Tokaj Oremus Aszu 6 puttonyos 1999. De tres variedades de uvas autóctonas: furmint, harslevelu y sarga muskotali se hace este elixir, al cual para su elaboración se añade a cada barrica de Gönc, de unos 136 l. de capacidad, 6 cuévanos de 25 kg. cada uno de uva totalmente afectada con botrytis. El color algo más oscuro que el Sauternes, ambar, y muy denso. En nariz un festival de albaricoques confitados, mango, melón maduro, pinceladas de resina y toques florales. En boca como la miel, alguien comentó que era como un preparado de miel y limón. Mandarinas confitadas y orejones y una acidez subida que alargaba el final. Una de las cimas de los amantes de los dulces, delicioso.

A continuación, del equipo Navazos, el número 12 de la serie La bota de… En esta ocasión, el denso vino realizado a partir de uvas Pedro Ximenez, pertenece a la Bodega Pérez Barquero, en la D.O. Montilla-Moriles y no contiene alcohol añadido como muestran sus 10’5º en etiqueta. Una producción limitada a 1400 botellas para esta saca de un vino de una vejez estimada de 25 años y con un mayor aporte de azúcar que los PX jerezanos. Color yodado con reflejos café. Nariz muy potente, aromas a café principalmente, también caramelo toffee, regaliz y a algarroba especialmente, un aroma que ya no deja el vino hasta el último sorbo. Buena acidez que compensa en cierta manera el exceso de azúcar, aunque no parezca muy presente. Ligeros aportes especiados en boca, miel de caña y azúcar quemado. Un muy buen vino como todos los del equipo Navazos.


4 comentarios:
Ya se que no siempre se puede abarcar todo, pero mira que no poner un chenin blanc dulce del Loira...
Aunque habiendo un Toneles, ya todo lo demas sobra.
Saludos
Olaf
Bueno Olaf, como dices es imposible seleccionar 4 únicos vinos e intentar abarcar todos aquellos que merecen estar.
En cualquier caso el Toneles no podía faltar, como apuntas.
Saludos
Habéis entrado en el lado oscuro…Toneles es adictivo, creedme.
Saludos,
Eugenio.
Jajajaja, y tanto Eugenio!!!
No hay palabras....qué boca!
Creo que es imposible darle una nota a un vino así, imposible.
saludos ;)
Publicar un comentario