Allá en los inicios del siglo XXI se me abría el mundo del vino definitivamente, tras ligeros escarceos previos, y fue gracias y principalmente a dos variedades autóctonas gallegas: la mencía y la albariño. De la primera ni había oído hablar y de la segunda más de oído que de olfato o gusto. Estaba yo medio perdido en aquellas tierras justo en frente de las islas Cíes y en lo menos que pensaba era en el vino. Todo cae por su propio peso y en tierras de vino se bebe y yo también lo hice.

Era el caso de Marcial, ex marinero que desde que entró en la jubilación pronta de aquellos que dedican buena parte de su vida al mar, retomó las viñas que rodeaban su casa, allá en Coiro, y poco a poco fue haciendo de ellas la pasión de sus últimos años de vida. Hacía vino para él y para sus amigos y siempre tenía una botella abierta para cualquier visita. Tuve la fortuna de embotellar junto a él y sus allegados. Las tinas de acero inoxidable, bien limpias, la lechera como la llamaba él para embotellar, la cena posterior al trabajo duro, más de mil botellas llegamos a llenar en una tarde.

Un vino de enorme calidad, esencia de la más pura albariño. Vino con carácter y con la fuerza de la tierra transmitida al mágico elixir. Cuando aún estaba permitido viajar con líquidos en el equipaje de mano yo me traía unas cuantas botellas de Marcial.
Siempre que volvía de vacaciones desde Barcelona me acogía con los brazos abiertos y una sonrisa. En cada ocasión su viñedo presentaba una mejora, invertía en él porque estaba seguro que sus vinos así serían mejores. Este último año invirtió por última vez y no podrá ver el resultado. En menos de dos meses nos ha dejado. No tuvo tiempo de asimilar su marcha desde que se la anunciaron. Lo que sí hizo fue repartir sus tierras entre sus amigos, antes de su marcha. Este pasado martes nos abandonó. No sólo sus amigos sino todo aquel que llegó a conocerlo llorará su marcha.
Gracias por tu bondad y por tu dedicación. Gracias por enseñarme la pureza de una uva. Todos lloramos tu desgracia.
3 comentarios:
Que descanse en paz este hombre bueno y generoso.
La vida es dura, pero más cuando alguien así nos deja y pasa al otro estado... allí nos juntaremos a beber buen vino, sin duda.
OG
SIC TRANSIT GLORIA MUNDI. Así pasa la gloria del mundo...y así es la vida.
C.P.
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