Queríamos hacernos con unas cuantas botellas para llenar nuestras maletas y nos recomendaron pasar por Bernkastel-Kues, dos pueblos en uno separados por el río Mosel. Esta fue la primera joya turística que pudimos visitar; llegando al puente que separa las dos riberas se advierte el maravilloso paisaje de las laderas de Bernkastel y una arquitectura que, por lo menos, llama la atención. Decir que el pueblo estaba a tope de foráneos admirando la estética del lugar. En Kues se encuentra una vinoteca que recientemente acaba de ganar un premio como la mejor de toda Alemania. Allí encontramos vinos de diferentes productores, con calidad, sin demasiado renombre. La planta del sótano aparece flanqueada por pilas y pilas de botellas agrupadas por tipo y bodega todo ello sometido a una temperatura constante como si una cava se tratara.
Nos trasladamos a Bernkastel cruzando a pie el río en busca de nuevas sensaciones. Las calles a tope y nosotros admirando las fachadas al tiempo que buscando una nueva tienda con grandes marcas. Enorme la tienda Rieslinghaus/Weinhausporn tanto en oferta como en calidad. Allí se encuentra prácticamente de todo, desde Egon Müller hasta Dönhoff pasando por Heymann-Löwenstein y otros productores no menos conocidos. Casi arrasamos el local los cuatro visitantes lamentando no disponer de un mayor volumen para el vuelo de regreso.
Decidimos almorzar en Bernkastel y acertamos con la elección de un hotel con restaurante propio, con menú in English, of course, y con lo Bueno Bonito Barato y además buen trato. Regamos un enorme codillo de cerdo y unos solomillos de ternera con salsa con un buen spätburgunder de la zona, de enorme calidad. Después del contraste térmico al salir del hotel, fruto de la alta temperatura corporal y de la baja atmosférica, abandonamos Bernkastel.
Entre visita y cata decidimos pasar por otro de esos puntos recomendados por su diversidad, se trata de Cochem. Cochem es turismo en estado puro: baratijas, tiendas de souvenirs, vino y mosto del barato y multitud de restaurantes con más bien poco que ofrecer en cuanto a calidad. Tal vez el principal reclamo del pueblo sea el enorme castillo que se advierte desde varios kilómetros a la redonda.Visita corta, cuatro o cinco recuerdos para traer a casa, comida nefasta en un restaurante de esos costeros de corte italiano por fuera y casero por dentro. Allí pudimos comprobar que hay vino del malo en cualquier lugar, un riesling azucarado con una foto de la reina de la vendimia en su etiqueta. Para olvidar también la sopa de tomate que dos de nosotros disfrutaron con un pegote de nata que acababa por mezclarse con el tomate aguado.
Anécdotas y problemas con el GPS, bromas y risas, ¡qué bonito es el turismo!¡ven p'Alemania Pepe!
4 comentarios:
CARAMBA, CHICOS, FELICIDADES POR ESTA Y LAS ANTERIORES ENTRADAS SOBRE VUESTRA "EXCURSIÓN" A LAS BODEGAS ALEMANAS: SON DE ALTO NIVEL.
SEGUID ASÍ. SALUDOS,
NÚRIA GONZÁLEZ
Hola Nuria,
Gracias por los halagos ante todo. Ya ves que, por lo menos, intentamos mostrar lo mejor posible nuestra pequeña aventura germana.
Si te parece, en la próxima que hagamos, te vienes con nosotros (entre otras cosas nos hubieses facilitado mucho el tema de la comunicación con los autóctonos ;-))y verás como sin gustarte el vino en demasía, disfrutarás con lo allí presente. Digno de ver.
Saludos
OG
Bé, bien, ya le dije a Oscar, que me apetece largarme pronto a dar vueltas por Europa.
Bueno, me dais mucha envidia, esas fotos me dan alas, a ver si podemos estirar las pierna sun poco y me llevo a los abuelos, a Paco y a los crios, en plan autocar, a ver paisajes europeos, eso si, esperaré a que haga un poquitín, supongo que será para enero, o febrero. No descarto ir a ver a Barzem.
Dominic, cualquier cosa que veas vía fotos , vídeo o como sea no hace justicia a la realidad.
Es un lugar de visita obligada.
Salut para todos
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