Un año más se presenta la nueva añada 2007 con los vinos básicos de los mejores productores alemanes. La cita, en Girona, de la mano de Michael Wöhr y sus apóstoles de
Vinialia.
Un total de 15 vinos. 12 correspondían a la nueva añada 2007, 2 de 2002 (uno de ellos de burbujeante carbónico) y 1 de 1990 que sirvió de colofón para mostrar y percatarse de hasta donde llega el potencial de estos vinos.
La añada en cuestión parece que fue un tanto atípica, prácticamente igual de “irregular” que todas las últimas del último decenio (el dichoso cambio climático tiene mucho que ver…), con una poda en verde muy temprana y unas temperaturas bastante cambiantes. Por suerte, parece que el resultado final de la meteorología y del buen hacer de los productores hizo que, a día de hoy, podamos contar con unos vinos capaces de emocionar por la franqueza expresar su terroir de origen y, lo que es más importante, serios candidatos a envejecer más que dignamente.
Dos cosas nos explico con detalle Michael: La primera, que hay que ponerse una cantidad determinada de vino en la copa para catarlo cabalmente y, la segunda, la importancia del aire en estos vinos. Todos (salvo el Sekt, lógicamente) fueron descorchados con 20 horas de antelación para favorecer su óptimo consumo, para que mostrasen el máximo potencial que atesoran. Aún con todo, alguno de ellos apareció bastante cerrado, que con algo de trabajo en copa enseguida respondió estupendamente.
Veamos que sensaciones dejaron estos vinos al poder compararlos in situ:
Georg Breuer Sekt Brut 2002 (Rheingau. 45% PN, 25% PG, 25% PB y 5% R) : Profundo amarillo dorado con fina burbuja. Fruta amarilla y roja entremezclada con hierbas aromáticas. Con temperatura y aire aparecen claras notas de hidrocarburo y caramelo de piel de limón. Cremoso en boca con un carbónico muy integrado. Largo final algo amargo.
Grans-Fassian Mineralschiefer 2007 (Mosel): Amarillo pálido brillante y ligero en copa. Pétalos de rosa, lichis y pulpa de uva abundan, el mineral y un rastro de palodul vienen seguidos. Entrada ácida, con un fino y ligero carbónico juvenil. Untuoso y francamente seco. Retro de hueso de melocotón y bergamota.
Christmann Riesling 2007 (Pfalz): Presenta un matiz más dorado y menos brillante que el anterior, de aspecto untuoso. Melocotón maduro, mucho mineral autóctono, lavanda y apuntes cítricos severos. Boca oleosa con buena acidez de entrada y sumamente largo. Muy seco también.
Burklin-Wolf Ruppertsberger 2007 (Pfalz): Amarillo medio, de apariencia algo densa. Pera limonera, ciruela blanca, rosas, limón y mineral. Recio en boca, muy equilibrado de sensaciones y sabroso. Largo y atractivo.
Georg Breuer Rüdesheim Estate 2007 (Rheingau): Burbujas enanas dentro de su amarillo pálido. Flor blanca aromática, manzanilla y jazmín. Hierba segada y restos de azufre.
Muy equilibrado (acidez/azúcar) pero con dejes de residual agradables. Profundo y refrescante, serio.
Hermann Dönnhoff Trocken 2007 (Nahe): Algo subido de tono, con cierto brillo. Fruta blanca madura, sutil mineralidad, humedad y hierba dulce. Realmente seco en boca, con una acidez medida y suficiente. Final largo, herbáceo con piel de cítrico y te verde.
Wittmann Westhofener “S” Trocken 2007 (Rheinhessen): Amarillo realmente brillante. Olores lácticos de queso, fruta amarilla al horno, ligeras levaduras y un elegante mineral. Boca con protagonismo mineral, con carácter vinoso tremendamente adictivo. Cítrico (pomelo rosa) en retro y final prolongado.
Emrich-Schönleber Mineral 2007 (Nahe): Magnifica pureza y claridad, amarillo cristalino. Hierbas orientales, mineral y rastros de sulfuroso. Boca amplia, con matices redondos, nada estridente. Ácido final con profunda longitud cítrica en el paladar.
Hermann Dönnhoff Tonschiefer 2007 (Nahe): Típico color rieslingniano con atisbos de carbónico juvenil. Flores blancas, cítrico confitado, flores de tocador (lavanda y espliego). Boca completa, redonda con tacto untuoso. Muy largo en el final de boca con un magnífico recorrido. Te amargo de recuerdo.
Emrich-Schönleber Lenz 2007 (Nahe): Bonito amarillo verdoso con lágrima lenta. Láctico, gran presencia mineral (pizarra) con mucho cítrico confitado. En boca resalta el residual, más abundante que en los anteriores. Vicioso. Realmente muy largo y de amplio recorrido final.
Fritz Haag Riesling 2007 (Mosel): Color amarillo claro, con mucho brillo y una lágrima abundante y rápida. Mucha fruta amarilla ácida, albaricoque verde y un sutil aroma de mineral in crescendo. Boca redonda, femenina por su finura y con una acidez vibrante, tensada. Final meloso y refrescante, con notas de miel de flores y mineral entremezclado. El mejor de la muestra.
Maximin Grünhauser Riesling 2007 (Mosel): Amarillo dorado con tendencias verdosas, de denso aspecto. Mucho fósforo evidente, pétalos de flores casi marchitos y profusión de notas melosas. Muy ácido en boca, terriblemente fresco y con un tacto untuoso, sin percibir en exceso el residual (22 gr./l).
Hermann Dönnhoff Riesling 2007 (Nahe): Típico amarillo subido de tono, ágil y brillante. Mucha ralladura de limón, cítricos dulces, miel con flores blancas y pinceladas de queso de bola. Boca de entrada ácida y estructurada sin una presencia remarcable del azúcar. Elegante y comedido en el paso por boca, dejando un final de caramelo de mandarina y dejes herbáceos.
Reichsgraf von Kesselstatt Scharzhofberger Kabinett 2002 (Mosel): Amarillo comedido por los años en botella, ligero en copa y de lágrima rápida. Petróleo y parafina unidos en simbiosis con las apabullantes flores blancas, mineral y algo de azufre. Boca electrizante, ácido como pocos y con un equilibrio que sólo otorgan los grandes. Final fresco, plásticos en retro y un final entre amargo y ácido. Para beber litros.
Burklin-Wolf Gerümpel “R” Auslese 1990 (Pfalz): Ya comentado anteriormente. Grandioso, un vino para tomar o guardar una década más.
Hemos encontrado los vinos alemanes de 2007 un tanto “verdes”, realmente secos los que así pretenden serlo y con una buena capacidad de equilibrio entre azúcar y acidez. En unos meses -o años- serán más accesibles, más “tomables”.
Después de poder comparar y apreciar las bondades y diferencias de estos grandes productores germanos, no nos queda más que esperar a la siguiente cita, entrado ya el año que viene, para acabar de valorar la cosecha probando detalladamente los vinos dulces y superdulces (por desgracia tampoco ha sido 2007 un año para Eiswein...).