No es mujer aunque es diva
la sangre que corre por sus venas
no es azul, es brillante y dorada…
Es irresistible, en su etapa adolescente ya apunta maneras pero cuando llega a la mayoría de edad es una delicia. En Vadebacus, cuando le dedicamos una noche nos ilumina y nos eriza el vello de tal forma que alargamos el momento lo más posible.
Sí, se trata de una uva: la riesling. Cada día nos sorprende más, en cada cata nos damos cuenta de que es poseedora de una intriga que la hace sumamente apetecible, la queremos conocer, más y más, pero cada encuentro en diferente, y eso enamora.

Fue una noche entre Orquídeas y rosas, de quesos franceses de pasta blanda, perfectos para acompañar los cuatro vinos que disfrutamos. Se alargó hasta después de la medianoche, como siempre acabó entre risas y esos momentos de soledad que acompañan a la reflexión, gran noche.
Cuatro vinos alemanes fueron elegidos más una sorpresa final añadida. Los vinos, Egon Müller Scharzhofberger Kabinett 1998,Gessinger Zeltinger Sonnenhur Auslese *** 1995, Gessinger Zeltinger Sonnenhur Auslese* 1990 y Gessinger Zeltinger Schlossberg Eiswein 1990.
Cuatro vinos de muchos quilates con una bodega protagonista, Weingut Gessinger, y un quinto ya conocido por Vadebacus, un champagne: Pierre Peters Cuvee Speciale 1999, cortesía de Carles Palahí, nuestro W.R. Hearst particular.
Weingut Gessinger está sita en la localidad de Zeltingen (en el corazón justo de Mittel-Mosel), famosa por poseer tres reputados pagos: Himmelreich, Schlossberg y Sonnenuhr. Ese trípode de tierras seleccionadas se nutren de una composición mineral pareja, pizarra de la época Devon desmoronada al 100%.
La bodega Gessinger es de propiedad familiar desde 1680 e incluso antes ya de 1900 pertenecían a la VW (Vereinigte Weingutsbesitzer Koblenz), una asociación que promovía la calidad. Por tanto, con 320 años a la espalda y la 9ª generación trabajando en la bodega, se declaran en armonía con los vinos y su seleccionada tierra:
“Pasión y conocimiento son necesarios para producir un riesling mineral, con delicados aromas de fruta en armonía con la naturaleza”
Winzer Alfred Gessinger Dixit
Notas de cata:
Decir que en general, los cuatro primeros vinos han recibido el mismo tiempo de decantación, aproximadamente unas 5 horas.
Egon Müller Scharzhofberger Kabinett 1998:
Se presenta con una visual amarillo pálido pero brillante, con irisaciones verdosas.
Nariz sumamente emocionante, marcada por las notas terciarias en forma de hidrocarburos varios (goma, gas, plástico nuevo). Aparecen también de muy buena forma frutas cítricas, notas florales sutiles y toques minerales de azufre.
La boca destaca por su gran acidez, equilibrada y cortada casi con láser se podría decir. Tremendamente seco a estas alturas de su vida y con un equilibrio pasmoso. Muy largo y cítrico en el final de boca.
Retro incalculable en longitud por su acidez, que añade retroaromas de melocotón verde y toques salinos.
Puntuación VDB: 9.27
Gessinger Zeltinger Sonnenhur Auslese *** 1995:
Uno de los mejores de la noche, con un color amarillo dorado de lágrima fácil.
Fase olfativa muy amplia con sobresalientes hierbas aromáticas (lavanda seca) mezcladas con los finos hidrocarburos. Toques de oliva verde prensada que desembocan en un claro y nítido aroma de menta fresca acompañado de flor de azahar.
La boca se caracteriza por su estructura altiva, con un espinazo central bien definido. Recorrido aterciopelado con una acidez creciente que deja sensaciones de carbónico por su frescura y un final muy prolongado donde ésta también es la protagonista.
El paladar se queda casi anestesiado por tal cantidad de sensaciones, pero los aromas en retro vuelven a la carga con dejes de Fanta de limón dulce, cáscaras de cítrico secas y mineral autóctono.
Vino muy complejo y realmente satisfactorio por su accesibilidad que durará muchos lustros.
Puntuación VDB: 9.31
Gessinger Zeltinger Sonnenhur Auslese* 1990:
Destaca su color de oro viejo, casi tiene tendencias rojizas… tanto en el corcho como en suspensión en el propio vino aparecen multitud de cristales, bitartratos transparentes que no afectan ni a la nariz ni a la boca por ser totalmente neutros.
Olfativamente prodigan los toques melosos mezclados con olores de goma nueva o Diesel. Parece que le cuesta abrirse al mundo, pero poco a poco muestra más cítricos (membrillo, lima madura) y toques definidos de miel y flores blancas (margarita y magnolia).
La boca es un armazón compacto, como si de una pelota de frutas dulces se expandiera y llenara toda la cavidad. Acidez sublime que contrarresta casi totalmente ese abocamiento predominante, dando paso a un paso por boca realmente denso, casi oleoso.
Final larguísimo con recuerdos de miel fresca, fruta blanca muy madura y toques herbáceos que lo dotan de personalidad y originalidad.
Puntuación VDB: 9.24
Gessinger Zeltinger Schlossberg Eiswein 1990:
El tiempo ha pasado lento para este Eiswein que muestra un color ambarino, dorado muy, muy viejo.
Increíble nariz de hidrocarburo profundo que con generoso movimiento se va transformando tal que crisálida esplendorosa en un ramillete de flores secas (lavanda, espliego y muchas más) en combinación con nítidos y claros aromas de menta fresca muy definidos. Los terpénicos se van mitigando poco a poco, dejando gomas y parafinas en su camino hacia la oxigenación total.
La boca eriza el vello más inmóvil, un juego entre dulce, ácido, seco y amargo seduce de tal manera que no sabes que es lo que tienes dentro de la boca. La entrada está marcada por una opulencia que se torna acidez punzante en breves segundos, dejando un paso final amargo en el paladar y la mente.
Largo, tremendamente largo, casi extasiante por alusiones, marcando claramente su territorio aromático (flores blancas muy abiertas, nísperos, carne y hueso de melocotón muy maduro) y dejando una sensación telúrica que hace transportarse a las inmediaciones de la bodega.
Puntuación VDB: 9.42

Pierre Peters Cuvée Speciale Grand Cru 1999:
Amarillo dorado de poca intensidad, con muy fina burbuja que forma una ancha corona de grueso calibre, difícil de borrar.
Suaves aromas de levaduras, pastelería, pan tostado, pera, toques cítricos de sorbete y cáscara de limón, mineral fino y punzante, calcáreo, con marcado carácter autóctono.
Boca muy grata, con total integración del carbónico que desaparece ipso-facto. Acidez media y estructura densa, compleja, que necesita de botella para acabar de afinarse y modelarse.
Final de fruta blanca madura, mineral calcáreo y toques ahumados, muy largo en boca, su fina acidez perdura largo tiempo.
Puntuación VDB: 9.1