Después de tres días sin parar de darle a la mandíbula, tomamos un tiempo de respiro y meditación. Esta pausa la aprovecharemos para hacer un breve resumen, por lo cargados que van estos días, sobre lo disfrutado. Ahora os comentaré mi cena de Nochebuena.
Siempre vamos a cenar por tradición a casa de mis padres, y la costumbre manda cenar pescado. Lástima que no se me ocurrió tomar fotos in situ, pero os podréis hacer una idea: de primero una fantástica sopa de pescado, de esas que lleva pan y abundantes tropezones de rape, merluza y gambas, generosa. De segundo un fantástico rape con salsa y pasas, a la catalana, enorme. Vamos con el vino: decidí abrir un vino para toda la cena, los comensales no suelen beber vino, y mi elección fue el Do Ferreiro Cepas Vellas 2006.
Nota de cata:
Bodega Gerardo Méndez, albariño 100%, crianza sobre lías, añada 2006.
Amarillo brillante con reflejos verdosos, carbónico inicialmente presente. Se presenta parco en aromas, se nota que está algo cerrado, aparece piña, corteza de limón, abundantes herbáceos, se presiente su acidez en nariz. En boca es espectacular, amplísimo, no tan ácido como hacía presagiar la nariz pero elegantísimo y casi graso, muy rico ya. Me uno a otras recomendaciones, la botella que me queda me la reservo para dentro de unos años, decidido.
Puntuación PCG: 9,1 El vino estuvo a la altura y aguantó perfectamente, encajó a la perfección con la comida.
Llegó la hora de los postres, turrón, neules y demás. En esta ocasión preparé algo fuera de lo acostumbrado: un riesling de Rheinhessen, el Wittmann Auslese ,,S” Westhofener Kirchspiel 2003.
Nota de cata:
Bodega Weingut Wittmann, riesling, añada 2003.
Amarillo pajizo con reflejos limón. Deciros que fue decantado unas cuatro horas y permaneció cuatro horas más en la botella por exigencias del guión. Una de las cosas que más me gusta del mundo del riesling es el ritual. Decidir cuánto tiempo antes vas a abrirlo y/o decantarlo. Admirar cómo cambian en nariz, cómo van evolucionando. En este caso, nariz en decantador, en principio presentaba claros cítricos, limón, lima, y amielados que se fueron haciendo más contundentes con el paso del tiempo. Al rato surgió fruta con hueso y unos prometedores florales, flor blanca, y el vino ganó en complejidad. Llegado el momento, en boca presentó una buena acidez que se contrapuso a la perfección con un azucar de manera que el combate acabó sin ganador. Bastante amplio y con buen final, le fue como anillo al dedo a la turronada, aunque parezca mentira, dulce-dulce, la acidez del vino fue la justa para calmar los ánimos. El vino estará muy bueno en un lustro. Todos los comensales disfrutaron con él.
Puntuación PCG: 9
El primero de los tres días de bacanal gastronómico está servido.
Saludos a todos.